Trabajar en un Standing Desk tiene numerosos beneficios para la salud, como mejorar la postura y reducir el riesgo de problemas relacionados con estar sentado por largos periodos. Sin embargo, estar de pie todo el día tampoco es ideal. Alternar entre estar de pie y sentado es clave para mantener una buena salud y maximizar la productividad. A continuación te compartimos algunas de las mejores prácticas para encontrar el equilibrio perfecto.
1. Empieza con intervalos cortos
Si eres nuevo en el uso de un Standing Desk, es importante no pasar de estar sentado todo el día a estar de pie durante horas. Comienza con intervalos cortos, como 15-30 minutos de pie cada hora, y luego ve aumentando gradualmente el tiempo a medida que tu cuerpo se acostumbra.
2. Establece una rutina
Crea una rutina diaria en la que alternes entre estar de pie y sentado. Por ejemplo, puedes decidir estar de pie durante llamadas telefónicas o reuniones, y sentarte mientras realizas tareas que requieren concentración profunda. Esta estructura ayuda a mantener el equilibrio sin tener que pensar en ello constantemente. Para ello puedes incluir en tu Setup un Desk Stool TECU que te permitirá seguir en movimiento sin fatigas en los músculos por estar de pie, este Desk Stool promueve el dinamismo, permitiendo emular los frecuentes cambios de postura que realizamos cuando trabajamos de pie, ayudando a aumentar nuestro movimiento y con estos, nuestros niveles de energía y productividad.
3. Escucha a tu cuerpo
El dolor o la incomodidad son señales de que es hora de cambiar de posición. Si sientes tensión en la espalda, piernas cansadas o pies adoloridos, es una señal de que debes sentarte o moverte. No ignores estas señales; tu cuerpo te está indicando cuándo es el momento de hacer un cambio.
4. Usa un temporizador
Un temporizador puede ser una herramienta útil para recordarte que es hora de cambiar de posición. Configura un temporizador para alternar entre estar de pie y sentado cada 30 a 60 minutos. Con el tiempo, este cambio se convertirá en un hábito natural.
5. Añade movimiento a tu día
No se trata solo de estar de pie o sentado, sino también de moverse. Aprovecha para estirarte, caminar un poco o realizar algunos ejercicios ligeros mientras cambias de posición. El movimiento regular ayudará a mejorar la circulación y reducirá la rigidez.
6. Optimiza tu configuración ergonómica
Tanto si estás de pie como sentado, es esencial que tu espacio de trabajo esté configurado ergonómicamente. Asegúrate de que tu monitor esté a la altura correcta para evitar forzar el cuello y que tu teclado y mouse estén en una posición cómoda para tus manos y muñecas. Considera la posibilidad de usar una alfombrilla antifatiga cuando estés de pie para reducir la presión sobre tus pies y piernas.
Altura del monitor:
La parte superior de la pantalla del monitor debe estar al nivel de tus ojos o ligeramente por debajo. Esto significa que, cuando estés sentado o de pie frente al escritorio, tu mirada debe estar alineada con la parte superior de la pantalla, permitiendo que tus ojos se desplacen hacia abajo de forma natural sin tener que inclinar la cabeza.
Distancia del monitor: La distancia entre tus ojos y la pantalla debe ser aproximadamente entre 50 y 70 cm (20 a 28 pulgadas). Esto ayuda a reducir la fatiga ocular y permite que veas toda la pantalla sin forzar la vista.
7. No te olvides de los descansos
Además de alternar entre estar de pie y sentado, es muy importante tomar descansos regulares lejos del escritorio. Dar un paseo corto, estirarte o simplemente alejarte de la pantalla por unos minutos puede revitalizarte y aumentar tu productividad.
Alternar entre estar de pie y sentado mientras trabajas es una excelente manera de cuidar tu salud y mejorar tu productividad. Siguiendo estas prácticas, puedes evitar la fatiga, mejorar tu postura y mantenerte activo durante la jornada laboral. La clave es encontrar un equilibrio que funcione para ti y ajustarlo a medida que tu cuerpo se adapta.
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